Resumen
Dijo Borges una vez, que
imaginaba el paraíso como
una especie de biblioteca,
de esas en las cuales trabajó, visitó y escribió.
A decir verdad, no encuentro lógica en esa
sentencia ¿Biblioteca paradisiaca? ¡Qué
testarudez! El paraíso debiere ser un espacio
provisto de los mayores placeres; un paraíso
de nuez o chocolate, de aguardiente o ron, de
almejas o camellos.