Resumen
¡ Nunca! ¡Jamás! pienses tener en tus manos
un libro que es clásico, tampoco lo toques,
lo mires o le prestes mucha atención a lo
que hay contenido allí dentro. Mejor, déjate
persuadir por palabras simples, quizá con mala
ortografía y poca sangre en su escritura; eso
te dará una alegría y un sabor dulce, de esos
que no perturban ni despiertan conmoción.
Es preferible que no leas los clásicos, ellos
romperán tu espejo, supuesto laberinto resuelto
sin abolladuras y perfecto