Resumen
La lectura y la escritura no soportan los
imperativos. Hay voces que pregonan
la sacralidad de leer y escribir. También
circula la idea de que ser letrado es ser una buena
persona. Algunos defienden una práctica lectora
descualquierada: leer lo que sea. Muchos no
sienten el deseo de leer porque leer es aburrido.