Resumen
30 de septiembre de 1932, cada mañana al abrir mis ojos tenia un pensamiento de cavar una tumba
para mi cerebro porque no soportaba perder tantas ideas importantes, todo mi ser se sentía inútil al
exigirme tanto y lograr tan poco, preparaba mi clásico tinto mientras revolvía mis ideas en su oscuro y
amargo sabor, solo quería dormir para no asesinar tantas ideas inocentes, caminaba por una alfombra
roja hacía una puerta de roble color miel que se dirigía hacía el exterior, pasaba por una acera gris
rodeando el verde color de vida, en la tierra oscura como mi amargo tinto, Caminaba con mi sombrilla
negra aunque no hubiera sol ni lloviera, solo esquivaba a las personas vacías en su interior, y seguí por
la acera hasta la antigua floristería montada hace 60 años allí compre los mejores pétalos rojos para
mis difuntas ideas, salí de la floristería despidiendome de su dueño me fuy cruzando un puente que
de paso a paso se comía un río, para llegar al centro del pueblo